Archivo del blog

domingo, 26 de abril de 2020

SIMBOLOGÍA EN LA GUARDIA CIVIL







Con el primero de los escudos identificamos a la Guardia Civil. Es el emblema de la misma y está compuesto por una espada desnuda en banda y haz de lictores (insignia que hace referencia a los funcionarios romanos que precedían a los magistrados), hoja de segur al flanco diestro, pasantes en aspa coronado en su parte superior por una corona real.

En el segundo caso, si bien su uso se daba en la antigüedad (sin el óvalo fue adoptado en torno a 1909), sigue apareciendo en numerosas ocasiones, tales como en documentos y publicaciones. Se compone de coronal real con la siglas GC entrelazadas, enmarcadas en óvalo vertical.

Al hilo de la cuestión que estoy tratando me gustaría añadir algún concepto en torno a los símbolos de España.

PATRIA: La Patria es un concepto abstracto entendido como la unión de un conjunto de personas, los cuales comparten un elemento identificador común (como es la nacionalidad), unidos con la finalidad de cumplir con una misión histórica. En nuestro caso podríamos entender que Patria es: unión de todos los españoles con la finalidad de cumplir con la misión histórica de nuestro país.

El concepto de patria integra elementos de una sociedad concreta, que la identifica y la une, expresiones todas ellas relacionadas en mayoría de las ocasiones con la cultura. El concepto puede abarcar expresiones tales como una lengua, una serie de hazañas históricas, un espíritu transmitido de generación en generación...

Toda patria debe cumplir con una serie de requisitos para que realmente sea identificada como tal, a saber:

-Una tierra.
-Un pueblo que la habite.
-Una conciencia de unidad de todos los hombres y razas.
-Una meta común.

PATRIOTISMO: Sentimiento superior, espiritual; amor con el que nos identificamos con nuestro país por encima de cualquier tipo de diferencia, ya sea política, cultural o religiosa. Cometemos un error si bajo el concepto de patriotismo pretendemos defender un solo pedazo de tierra de ese "todo" que compone la nación o bien, si bajo dicho prisma pretendemos resaltar diferencias entre unos territorios y otros, pertenecientes todos ellos al mismo país (eso encajaría más bien en la definición de nacionalismo que de patriotismo).







sábado, 18 de abril de 2020

EL TORO DE OSBORNE: De la imagen al icono.



Imagen y silueta reconocible por todos. Se trata de una estructura metálica de color negro que representa la figura de un toro de lidia cuyo significado originariamente era atribuído a una importante marca de brandy, Osborne. Llega a alcanzar unos catorce metros de altura y se encuentra instalado en numerosos puntos de la geografía española, sobre todo en las proximidades de las carreteras españolas, eligiendo sitios estratégicos que realcen su figura sobre el horizonte. (En torno a 1958 comienzan a instalarse las primeras siluetas aunque si bien son de madera y de un tamaño menor).

Manolo Prieto, creador de la imagen, nunca imaginaría que dicha obra alcanzaría el significado que ostenta en la actualidad, abandonando la simple imagen comercial para llegar a convertirse en todo un icono representante de la cultura española. Se ha observado que en numerosas ocasiones ha sido utilizada (junto con la bandera de España) para animar a deportistas españoles en sus competiciones o incluso a militares españoles en sus misiones en el extranjero.

Muchos de ellos han sido modificados, otros pintados y otros derribados, llegando a convertirse en un elemento más de disputas políticas. En otros puntos de la geografía española, imitando dicha creación, se han levantado estructuras similares pero representando animales distintos.

¿Que español no se ha cruzado con esta imagen alguna vez en su vida?

Tras la elaboración de diversa legislativa se trata de poner punto y final a la existencia de dicho compañero de viajes por ser considerado una distracción para la conducción. Finalmente es en 1998 cuando el Tribunal Supremo indulta a dicha figura por considerar que la misma ya no es una imagen que representa a una marca, sino que se ha convertido en un elemento decorativo integrado en el paisaje.

En la actualidad comunidades autónomas y regiones como Cataluña, Murcia, Ceuta o Canarias no poseen ningún ejemplar en sus dominios.

<<El español y el toro: vinculados de por vida. Representación de nuestra existencia, cultura y origen. A la derecha misma del cuadro del genio comunista>>

sábado, 11 de abril de 2020

Mi experiencia en el camino de Santiago

 "Caminante, son tus huellas
el camino, y nada más;
caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.
Al andar se hace camino,
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
Caminante, no hay camino, 
sino estelas en la mar" 


Nada refleja mejor en este mundo la experiencia de hacer el camino de Santiago que los versos de este poema de D. Antonio Machado. El camino de Santiago es algo que va más allá de un logro personal; es una lección. El propio curso de la vida queda retratado a lo largo del camino.

No soy católico, lo confieso. Tampoco soy agnóstico. He sido bautizado y he recibido la comunión, he sido monaguillo, también confieso haber pecado.Reconozco haber elegido voluntariamente recibir formación católica en vez de esas clases de apoyo o estudio que el gobierno de turno ofrecía. Opté por recibir alguna enseñanza antes que tener una hora para hacer completamente el vago.Soy uno más de ese montón de personas que no se encuentran reflejados en ninguna creencia, tal vez por ignorancia o tal vez por pensar en que si algo existía ahí arriba, hace mucho tiempo que nos abandonó. Creo en las personas; miento, creo en la realidad de lo que sucede ante mis ojos, porque a día de hoy ni siquiera creo en las personas ni en lo que dicen.

No hace falta ser devoto para afrontar el camino aunque si es verdad que el practicante encontrará un punto de conexión y disfrute todavía mayor.

Existen multitud de caminos para llegar a la ciudad de Santiago de Compostela. Elegí el conocido como camino o ruta francesa, que si mal no recuerdo, comienza en Saint Jean Pied de Port (para los que tengan tiempo). Yo opté por iniciarlo desde León (unos trescientos y pico kilómetros)

Partí en tren desde la estación de Chamartín hasta la ciudad de León (Castilla y León) allá por el mes de abril del 2019. Una vez en destino, la ciudad me recibió con cierta llovizna y frío intenso que no hacía más que realzar la preciosa ciudad y sus calles. En este primer día decidí alojarme en el albergue-convento municipal de "Las carbajalas"(si mal no recuerdo solo piden la voluntad). Deseoso de probar el menú peregrino como estaba, me lanze a ello y cogí fuerzas con un buen plato de judías con pulpo y un buen vino. El albergue se llenaba con el paso de las horas y a última hora del día apenas cabía un alfiler. Éramos unas 200 personas, cada una de un punto del mundo, durmiendo en literas y separados hombres de mujeres ( a excepción de parejas o matrimonios que les adjudicaban una litera). Eso era humanidad y por un momento pensé que cada vez la cosa se parecía más a los nueve meses de mi vida que pasé en las camaretas de Baeza (Jaén). Solo nos faltaba el cornetín tocando retreta. Lo que más me sorprendió de todo esto fue la escasez de españoles (¿podríamos ser yo y una voluntaria los únicos españoles?). Supuse que esto no sería algo habitual. Me confundía. Visité la espectacular catedral y pronto me resguarde para levantarme temprano al día siguiente.



Seis de la mañana. Jamás he agradecido tanto tener tapones para dormir. El que no ronca, bufa. Arranqué con los ánimos por las nubes para empezar el día. A la media hora ya estaba chorreando agua. La lluvia y la nieve fueron mis compañeros durante toda esta primera etapa (1ª etapa: León- Hospital de Órbigo, 30 km). Sin paraguas y sin chubasquero. Con dos cojones. Comprobé que mi calzado no era el adecuado cuando salté de piedra en piedra para cruzar un pequeño río. Demasiado duro y plano. Sentía cómo la lluvia me mojaba y calaba por dentro mientras que numerosos copos de nieve golpeaban mi cara, una sensación que no tiene precio. Es como volver a ser un niño. Creo que deberíamos recordar esto cada cierto tiempo, nos conecta con la naturaleza, con nuestro "yo" de cuando éramos pequeños. ¿A qué edad se empieza a considerar socialmente malo eso de ver un charco de agua de lluvia y querer saltar para empaparte hasta la médula? Nunca tuve unas botas de agua. Qué pena. Volviendo al hilo... ahí estaba: en mitad de la nada con mi mochila militar y mis pantalones de campaña.

Hospital de Órbigo. Pequeño pueblo en el que finalizo la primera etapa. Pequeño pero a la vez hermoso. Típico de la cultura de Castilla. Poca población con señoras mayores que te miran de arriba abajo por la calle (si no fuera por las pintas de peregrino te soltarían eso de: ¿y tú de quién eres?). En ese momento comprendí que la elección del calzado es una de las decisiones fundamentales a la hora de prepararse el camino. La mochila, también. Solo había realizado una etapa pero reconozco que tenía un hambre como de mil demonios. Recuerdo parar a comer en un restaurante que hacía las veces de pensión en la que el dueño me recomendó para comer: trucha leonesa, pues es el plato típico en esa zona. Pues dele caña jefe. Que el vino no falte (no vino, no camino... no wine, no way... mi nivel de inglés iba aumentando, y con dos copas de vino, te hablo hasta alemán). Decidí alojarme en un albergue cercano a descansar. Esta vez, debido al tamaño tan reducido del pueblo, opté por uno privado regentado por una familia de Venezuela. Precioso albergue. Qué familia tan acogedora. Se vuelve a repetir eso de escasa gente española y comienzo a pensar eso de que va ser rutina. ¿Tan poco valoramos lo que tenemos? Curioso eso de que una familia acomodada de Venezuela vengan a este pueblo a invertir sus ahorros ¿no? Muy mal tenía que estar la cosa en su país. Me comentaron algo sobre las fiestas patronales del pueblo. Parece ser que el pueblo sigue realizando una serie de "justas" que son tradicionales desde la Edad Media. (para eso del mes de julio). Estas "justas" son también conocidas puesto que son nombradas por Don Quijote de la Mancha en la primera de las obras cervantina... "...digan que fueron burlas las Justas de Suero Quiñones del Passo, las empresas de Luis de Faces contra don Gonzalo de Guzmán, caballero castellano, con otras muchas hazañas hechas por caballeros cristianos..."

 

Suena el despertador. Son las seis de la mañana. La mayoría de los peregrinos duermen pero se empiezan a oír los primeros ruidos de puertas y cascadas de agua que llenan las cisternas de los baños. Esta vez el descanso ha sido mejor. Lo bueno que tiene dormir en un albergue privado es que las calidades se ven mejoradas notablemente. Menos gente, mejor limpieza y encima entra el desayuno (todo por 8 euros). Eso sí, después de la etapa anterior, tenía el frío metido en el cuerpo. Me recibe el dueño del albergue con unos buenos días y con una sonrisa en la cara, todo ello con la cafetera humeante en la mano y la mesa llena de pan recién tostado. Empiezo a creer que Dios existe y se me presenta en forma de casero. Mientras desayuno y me hago el interesante balbuceando en inglés, me quedo con la cara de mis compañeros de habitación. Entre todos, soy el más joven. Rondaba la cincuentena y pico (muy pico de media). No es país para viejos. Pienso que si hago una media de 35 km en unas seis horas y acabo reventado, cómo narices acabarán estos carcas. Aprieto mis botas, beso mi bandera de España y ya estoy decidido para comenzar un nuevo día. Por cierto, en ese mismo albergue conocí al que para mi fue todo un personaje: se trataba de un hombre de unos 70 años peruano de nacimiento. Era una persona culta, la verdad es que dominaba con bastante soltura la dialéctica y era muy buen orador. Llevaba siempre las conversaciones a su terreno, donde se hacía fuerte. Temas como la política o la lucha contra el poder era los que mejor dominada. Mantenía una posición demasiado progresista, liberal y de izquierdas y le gustaba en exceso superponer su cultura y tradiciones frente a los que parecíamos una especie inferior, como para él parecía que éramos los españoles. Me tocó bastante los cojones que alguien de fuera me venga a criticar a mi país. Denotaba cierto resquemor en su persona y creo que algo de historia negra de España tenía que ver en su posicionamiento. A llorar a la llorería. No me venga con ese cuento a estas alturas de la vida,por amor de Dios, a ver si de verdad somos progresistas y pasamos un poquito página. Quitando esto, reconozco que el hombre se sentía orgulloso de su país, Perú. Me describía con sutileza parajes y me recomendó encarecidamente que alguna vez en la vida fuera a visitar el vuelo de los cóndores. En cierto sentido lo envidiaba y deseaba encontrarme con españoles con los que poder compartir ese sentimiento patrio.

La siguiente etapa me hizo conocer la ciudad de Astorga. El itinerario hacia el pueblo de Rabanal del Camino me permitía pasar a conocer dicha ciudad (2ª etapa: Hospital de Órbigo- Rabanal del Camino, cerca de 40 km). Esta iba a ser la etapa más jodida de todo el camino. Una vez visitada Astorga y retomar el camino, los caminos son prácticamente de meseta, terrenos llanos que te hacen sentir como si estuvieras en el desierto. Levantas la vista y parece que no vas a llegar al horizonte jamás. Aquí residía la dificultad de este tramo. 


Astorga puede ser una de las ciudades más bonitas que he visitado a lo largo del camino. Hice una rápida visita y una pequeña parada para tomar un café y reponer fuerzas. Entré en una cafetería, sonaba esa de Adamo, "... y tus manos en mi cintura, pero mírame con dulzor..." y la camarera entrada en años me hizo sentir como en casa. Un encanto. 

Por suerte no llovió en todo el trayecto. Algo tan simple, como el no llover, supone una mejoría en las condiciones del terreno e incluso físicas que no valoras hasta que las vives. Eso sí, el frío pegaba que daba gusto por estos lares. Después de unas cinco horas, pensé en parar a descansar en un pueblecito llamado El Ganso, pero siendo honestos no creí que un pueblo de dichas características tuviera si quiera un sitio donde poder tomar algo caliente y comprar algo de fruta para la etapa siguiente. Si mal no recuerdo, el pueblo solo tenía una calle, un loco con un perro y un banco. Seguí mi camino hasta Rabanal del Camino. No me quedaba agua y las ganas de tomarme una cerveza bien fría aumentaban a cada paso que daba. Llegar al albergue de Nuestra señora del Pilar, ya en destino, fue un logro. Estaba agotado y muy cansado. Después de darme una ducha y comerme una bandeja de macarrones con tomate, me sitúe frente la estufa de leña y pasé el resto de la tarde hablando en inglés con una atractiva mujer alemana, la que daba la impresión, que a pesar de estar entrada en años, tenía que haber sido una mujer muy bella en otras épocas. El albergue estaba regentado por unas hermanas españolas las cuales eran un encanto y me trataron mucho mejor que al resto de los que allí se encontraban, o ese fue mi parecer. Por un módico precio, dormí en una litera compartida en una habitación de unas 30 personas. Hacía frío pero el cansancio te hacía no apreciarlo en demasía. Casi desnudo, me cubrí con mi saco de dormir y me arrope con un par de mantas gordas (que una de las gerentes me había dado casi a escondidas ya que no había para todo el mundo).

Las seis de la mañana nuevamente. Me encuentro a oscuras rodeado de gente extraña. !Qué difícil es hacer las cosas sin luz¡ No hay nada que suene más que un saco de dormir cuando tiene que ser metido en su dichoso encaje. Siguiendo la tradición española de no madrugar, a las seis de la mañana allí no había ni Dios. El bar cerrado y la puerta abierta para el que quisiera salir antes de que se sirviera el desayuno (a eso de las siete u ocho de la mañana). No pensaba perder el tiempo. El hecho de salir una hora tarde suponía llegar una hora tarde al destino. Llovía y nevaba a mares. Otra vez me tocaba salir sin chubasquero refugiándome únicamente en el tres cuartos que llevaba puesto, que si bien era de buena calidad, no tenía la capacidad suficiente para drenar todo el agua que caía. Pues nada, tocaba tirar de ingenio. Quité una bolsa de basura enorme que había en un cubo el cual estaba prácticamente vacío. Hice dos agujeros para los brazos y uno para la cabeza, rajé los laterales a media altura y ya tenía un perfecto chubasquero-bolsa que realzaba un montón, eso si, amarillo limón. Había una bandeja con pan duro que alguien tenía que haber dejado la noche anterior. Ya tenía desayuno. Se me hizo un poco bola pero estaba la mar de rico. Los chinos alucinaban cuando me veían.¡Venga señores, que esto es España, aligeren venga, rapidito hostias! Tan alucinados estaban, que hasta uno de ellos se vino conmigo. Mi amigo Chen.. o Chin... o ¡yo que sé! Resulta que no era chino, que era un importante ingeniero americano, el cual amaba las armas y conocía a la "Civil Guard". ¡Qué tío más majo! Me lo imaginaba explicándole a su mujer e hijas que conoció a un tío que llevaba una bolsa de basura puesta como chubasquero y que comía el pan duro que otros dejaban y me entraba la risa. La llegada a la Cruz del Ferro fue lo más bonito que pude encontrarme. Espectacular.


Bajando de la Cruz del Ferro comenzamos a entrar en la zona del Bierzo. Para mí la mejor zona de todo el camino. Amplios caminos entre montes, buena altura, pueblos de piedra y pizarra. Chimeneas humeantes. Cocinas que huelen que alimenta. Todo este tramo nos hace llegar al pueblo de Molinaseca,justo antes de llegar a Ponferrada. A lo largo del camino unas colegialas me hicieron una encuesta en la que me preguntaban cuál era el pueblo que destacaría de todo lo que llevaba de trayecto. Sin duda destacaría Molinaseca, tanto de lo que llevaba recorrido como de aquí hasta el final.



En esta tercera etapa terminé en Ponferrada (3ª etapa desde Rabanal del Camino hasta Ponferrada, 36 km). Destaca en esta ciudad el Castillo de los Templarios, lástima que cuando llegué se encontraba cerrado. También la Torre del Reloj y la Plaza principal. Es una ciudad principal en la que se nota la cantidad de población y que la diferencia de los pequeños pueblos visitados kilómetros anteriores. Cuenta con todo tipo de servicios. Decidí alojarme en el albergue municipal en el que, si bien es de menor capacidad que el de León, vuelven a notarse las diferencias entre uno público y uno privado. Consta de habitaciones para cuatro personas (dos personas por litera) con una amplia de zonas comunes donde comer y pasar el rato. No cobran nada por alojarse, sólo la voluntad. Los voluntarios, gente joven, muy agradable y muy dispuesta a ayudar en todo lo que haga falta los cuales van repartiendo las habitaciones según orden de llegada. 

Comenzamos la siguiente etapa muy temprano. No me da mucha tranquilidad las ciudades grandes a esas horas tan tempranas, siempre he preferido los pueblos. Uno nunca sabe lo que puede encontrarse. Me dirijo hacia Vega de Valcarce (4ª etapa de Ponferrada hasta Vega de Valcarce,36 km).

                                                

Esta foto pertenece a un pequeño pueblo que tuve que cruzar para continuar con el camino. Perejes. Me gusto mucho y queda claro el por qué. Bocadillo de chorizo y cerveza bien fría. Decido continuar, cojo mi mochila, me pongo los cascos, suena "el novio de la muerte" y siento que mi espíritu se regenera. No hay dolor.

Después de unas siete horas andando (incluyendo los descansos), llego finalmente a mi destino. Vega de Valcarce. Otro pueblo pequeñito de los que a mi me gustan. Rodeado de pastos el pueblo cuenta con recursos suficientes para descansar y hacer algunas compras. Esta vez opto por un albergue privado situado casi en la salida de la población. Me acoge una mujer que me hace sentir como si me conociera de toda la vida. Albergue nuevo, recién reformado. Precioso. Unas instalaciones inmejorables. Se encuentra a pie de un pequeño monte y rodeado de un afluente en el que pude meter en agua mis pies doloridos. Qué sensación. Empiezo a pensar que tengo más en común con los animales que con las personas. Me sentía protegido por culpa de una amiga perruna que conocí. La felicidad puede residir en cosas tan sencillas como estas... tal vez en un ir y venir incansable con la única finalidad de correr detrás de una pelota.




Fue muy reconfortante el dormir en un albergue de pequeñas dimensiones y no masificado. Las literas y los colchones prácticamente nuevos. Ni el mejor de los hoteles. Si no recuerdo mal, como mucho, seríamos unas 8 personas en total. Doy gracias por este tipo de experiencias. Seis de la mañana otra vez. No molesto a nadie a la hora de recoger el maldito saco de dormir. En esta nueva etapa pongo camino hacia Triacastela (5ª etapa: Vega de Valcarce-Triacastela, 33km). De nuevo el mal tiempo, la lluvia y el frío intenso. Se nota que el camino discurre por zonas más elevadas y abiertas. Algo ronda en mi cabeza: ¿Como puede ser que cada vez que me pongo en ruta camine horas y horas solo? ¿No debería encontrarme con más personas en estos caminos empedrados? Empiezo a pensar que aquí no hace el camino ni Dios (ironías de la vida ¿eh?). Llegas a los destinos y estos se encuentran abarrotados de peregrinos. Los caminos vacíos. Creo que hasta en esto hay algo de postureo. Bueno, allá cada cual. En algunos momentos de bajón decido escuchar alguna diana floreada que me hace recuperar el paso, recordarme con 22 años desfilando y consigo una inyección extra de energía que no me aportan los dos cafés que llevo en el cuerpo.


El intentar explicar con palabras la imagen anterior supondría no alcanzar a trasmitir lo que supuso para mí encontrarme con este coloso. Ahí lo dejo. Pare, mire y disfrute.

De Triacastela puse rumbo hacia Portomarín. A juicio de ser críticado, comienzo a notar ese carácter áspero de los gallegos: máxima expresión de ese "son muy suyos". Ni los buenos días para tomar un café. Todos tenemos un mal día, supongo. Ya se nota que el Camino de Santiago comienza a parecerse cada vez más a una ruta turística para jubiletas y grupos de asiáticos en playeros. Comienza la masificación. (6ª etapa: Triacastela- Portomarín, 39 km).


A la llegada a Portomarín busco un albergue privado. Si, lo reconozco, es cierto que tienes que acabar pagando una cuota mínima por alojarte, es algo que tienes que valorar. Pero no menos cierto es que a estas alturas del camino y a la vista de la cantidad de gente que empieza a juntarse, es preferible buscar un sitio un poco más recogido y más tranquilo. 

Hacía un viento increíble. La temperatura aún así era agradable. La algarabía de la gente se nota en el ambiente. El final del camino se acerca. Es un buen momento para cenar en uno de los muchos restaurantes que la ciudad ofrece, hacer acopio de enseres e irse mentalizando para llegar en un par de etapas al tan deseado final del trayecto. Irremediablemente coincides con mucha gente con la que has compartido comida, desayuno, albergue o incluso muchas veces casi cama. No deja de sorprenderme la cantidad de gente que hay en las poblaciones y lo vacío que están los caminos. Creo que soy de los pocos idiotas que se dejan las piernas etapa tras etapa. Vuelvo a encontrarme con el señor ese que venía del Perú. Cada día tiene mejor cara. Estoy sorprendido. Debe ser que el camino rejuvenece a los mayores de setenta. He llegado a pensar que este tipo de personas llevan una vida nómada a lo largo del camino, sin estar sujeto a fechas ni periodos de tiempo, que realmente solo buscan compartir experiencias efímeras con peregrinos con los que coincide a lo largo de los albergues debido a que realmente se encuentran solos. Una vez más el camino me enseña que la vida es un auténtico camino en el que uno nunca sabe en qué lugar va a encontrarse el día de mañana.

Arranco de madrugada. El pueblo se encuentra vacío. Cae esa especie de lluvia fina que cala todo. Abandonando el pueblo me uno a dos españoles que se dirigen hacia Palas del Rey. Comparto varios kilómetros del camino y me acabo dando cuenta de que los españoles corremos demasiado. Nos centramos demasiado en hacer kilómetros y avanzar para llegar cuanto antes al destino sin ni si quiera fijarse en el mundo que nos rodea. La ganas de disfrutar del verde que me rodea y las ganas que tengo de tomarme un café me hace separarme de ellos. En ninguna etapa he andado tanto y tan deprisa como con esta gente. Madre mía. Casi mejor ir solo y no coincidir con españoles. (7ª etapa: Portomarín - Mellid, 39 km).  A la llegada a destino, Mellid, vuelvo a hospedarme en un albergue privado. Es una auténtica gozada pues realmente parece un hotel. Lo bueno de hacer el camino de Santiago en estas fechas es que, aún habiendo gente, uno puede ir tranquilo y encontrar albergues como estos en los que tiene camas de sobra. Llueve a mares así que decido ducharme y relajarme antes de dar una vuelta por el pueblo (en canoa prácticamente). Decido cenar algo típico del lugar. Como no, sopa gallega y una buena ración de pulpo. Casi me sale por las orejas, pero oye, que bien sienta y si es con vino ya, ni te cuento. En esta ocasión comparto habitación con otras seis personas, durmiendo en literas de a dos. El cuerpo tiene mucho cansancio acumulado que hace que los días pasen rápidamente con el único objetivo de tachar un día del calendario. A eso de las nueve de la noche no puedo más con mi vida y me voy a descansar. De Mellid parto por la mañana temprano, después de pegarme un desayuno como nunca, con dirección a Lavacolla. Decido hacer un esfuerzo mayor en mi última etapa,caminar unos pocos kilómetros más con la idea de hacer de la última etapa un auténtico paseo (8ª etapa: Mellid-Lavacolla, 42 km). 

En Lavacolla compartí habitación con un italiano y un español. Joder eran unos auténticos pintas. Parecían sacados de una novela negra, como asesinos a sueldo o matones. El italiano era enorme, de unos 35 años, tatuado por todo el cuerpo, pinta de mafioso, encima de Nápoli. El español delgado, canoso, algo más mayor que el anterior. Parecía haberse quedao pillao en la época de Chimo Bayo. Después de entablar una breve conversación y revisar todas mis pertenencias de valor para no dejar nada al alcance, fui a hacer una merienda cena de inglés, a eso de las siete de la tarde. Cuando volví a la habitación, entablé conversación con el español, valenciano de toda la vida. Pues que tío más majo. Tenía sus taras pero bueno no soy yo precisamente quién para alardear de persona normal. Era de Vall de Uxó, me estuvo contando unas historias de piragüismo en unas cuevas que bordeaban la costa de su tierra y con eso terminó de convencerme... decidí hacer la última etapa con ellos. El italiano era más reservado (o eso o no se enteraba de nada), bueno, mejor no decirle nada que con una hostia que me dé me mata, asi que tranquilo Bobby, tranquilo.

La última de mis etapas antes de llegar a Santiago de Compostela (9ª etapa: Lavacolla - Santiago de Compostela, 10 km). No pude hacer mejor elección que dejar una etapa tan cortita para el último día. Pude disfrutar del resto del camino junto a mis dos nuevos acompañantes. Pocas zonas verdes a la llegada a Santiago a excepción de algún camino rural de comunicación entre pueblos. Me encontraba muy animado puesto que diez kilómetros no era nada después de todo lo andado. Para colmo hacía un día espectacular. Marchábamos a un ritmo tranquilo, coincidiendo con multitud de peregrinos que se van acercando a su última etapa puesto que todos los caminos acaban juntándose por estas zonas. Reconozco que hacer el camino con estos dos amigos me hizo que todo fuese más liviano pero tengo que decir que si tengo que hacer el camino nuevamente, volvería a hacerlo solo. No por nada pero cuando uno camina solo tiene tiempo de conocerse, de escuchar lo que su mente le pide, de pararse a observar el entorno el tiempo que necesite: creo que esta es la mejor manera de sacar la experiencia espiritual. Todo eso a pesar de:

Si caminas solo, llegarás más rápido;
si caminas acompañado, llegarás más lejos.

Bueno pues la verdad es que pocas palabras puedo tener para describir lo que se siente al llegar a la catedral de Santiago de Compostela y poder permitirte el lujo de descansar en el suelo de la plaza para finalmente admirar semejante estructura. Una preciosidad. Es una mezcla de satisfacción y de orgullo. 

Este último día aprovechamos a juntarnos con varios de los peregrinos e ir a comer a un buen restaurante de la ciudad. También terminamos comprando algunos recuerdos e ir a recoger la compostelana (para la que advierto hay que ir con tiempo porque se forman unas colas importantes). Tuve ciertos problemas para que me la entregasen puesto que el hombre que me atendió, al ver que apenas llevaba 9 sellos en mi cartilla del peregrino, pensaba que no había hecho el camino. Bueno, pensaría que habría hecho las etapas en coche y por eso no había podido poner todos los sellos de los establecimientos por los que se supone debería haber pasado. Rápidamente le expliqué que llevaba solamente los sellos de los sitios donde había dormido puesto que era el único momento del día en el que me despegaba de la mochila resultando el momento más fácil para sacar la cartilla (educadamente preferí no decirle que lo mismo se pensaba que con 30 años necesitaba yo engañar a alguien sobre las etapas que he hecho o no, ¿o sí se lo dije?). Tras esta anécdota recibí el querido diploma que reconocía mi trayecto. Sinceramente, si no me hubieran dado el papelito no hubiera pasado nada en absoluto (es un simple papel que no te aporta nada) destacando que la única y auténtica lección de todo esto reside, como dije al principio, en que... "Al andar se hace camino, y al volver la vista atrás se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar".




martes, 7 de abril de 2020

ESCUDO ACTUAL DE ESPAÑA





La Constitución española de 1978 proclama en su art. 4.1 que son símbolos de España (y por lo cual dignos del máximo respeto) la bandera de España, el escudo y la Marcha Granadera o Marcha Real Española: himno nacional. 

Falsamente se piensa que es un escudo que brota de la constitución, cuando no es así, puesto que fue adoptado con posterioridad a la misma. (1981), siendo el escudo del Reino de España el que preside la Constitución firmada en su día por S.M el Rey (que no es otro sino el escudo con el águila de San Juan).

El escudo de España actual aquí representado. Se encuentra regulado y fue adoptado por Ley 33/1981, de 5 de octubre, describiéndolo así:

- En el primer cuartel, de gules (rojo), un castillo de oro almenado, aclarado en azur (azul) y mazonado de sable (negro). (REINO DE CASTILLA)

- En el segundo cuartel, de plata, un león rampante de púrpura, lingüado, uñado, armado de gules, coronado de oro. (REINO DE LEÓN)

- En el tercero, de oro, cuatro palas de gules. (REINO DE ARAGÓN)

- En el cuarto, de gules, cadena de oro en cruz,aspa y orla, cargada en el centro de una esmeralda de sinople (verde). (REINO DE NAVARRA)


-Entado en punta, de plata, una granada al natural, rajada de gules, tallada y hojada de dos hojas de sinople: (REINO DE GRANADA)


- Acompaña, dos columnas (torres de Hércules) de plata con base y capitel de oro, sobre ondas de azur y plata, superada de corona imperial la diestra, y de corona real la siniestra, ambas de oro (representan la historia del país como reino y como imperio), siendo las columnas rodeadas de banda de gules, cargada de las las letras PLUS en la diestra y ULTRA en la siniestra (representa los dominios españoles más allá de la península).

- Al timbre corona real cerrada de oro con ocho florones de hojas de acanto con perlas, visibles cinco, con la corona forrada de rojo.

- Escusón: armas de la dinastía Borbón- Anjou. Tres flor de Lis de oro en fondo azur.

APLAUSOS


Plausible es cualquier cosa. Siempre que
se haga de corazón: ustedes aplaudan.

Plausible es sentirse español por 
encima de todas las cosas. Obvio.Pero si me permiten, 
más plausible es (todavía si cabe), 
sentirse español todos los días del año.

Plausible es la actitud de todos aquellos que respetan
a nuestras fuerzas y cuerpos de seguridad en todo lo que éstas
ordenan. Pero no por que ellas quieran, sino por que lo dice la
ley.

Plausible es la actitud de todas aquellas personas
que no colapsan los servicio sanitarios por un 
simple dolor de cabeza. Mayor reconocimiento
tiene aquel que respeta a médicos y enfermeros que
lo atienden como si su padre o madre fueran. Y el 
profesional que así no lo haga: a la hoguera.

Plausible es el que acude en estas fechas a trabajar
porque considera que así aporta su grano de arena
para salir de esto cuanto antes. El que no abusa y se aprovecha
de las desgracias de los demás para quedarse en casa.

Plausible es aquel que prefiere comprar un producto
por el simple hecho de que haya sido fabricado 
en España, antes que en Francia o Alemania. Plausible.

Plausible es aquel que defiende su país y
su bandera ante agresiones. Que se siente orgulloso de ella, seas
 progresista o conservador. Porque lo bonito de nuestra 
bandera es que a todos representa.

Plausible es acudir a nuestras costumbres y tradiciones y con ello las ensalza;
aquel que trata de comprender al hidalgo Don quijote en su locura o
a Don Alonso Quijano en su cordura; aquel que ama la dualidad de Calderón;
aquel que encuentra la motivación en una canción de Sabina.

En mi casa nunca faltará la bandera de España, 
algo de lo que me siento orgulloso. Lucirá
y ocupará un lugar siempre y no necesariamente
en el balcón. El orgullo va por dentro.


domingo, 5 de abril de 2020

PLUS ULTRA


El 11 de febrero de 1926 se confirma el primer vuelo de un hidroavión desde España hasta América. El "Plus Ultra" (latinismo cuyo significado es algo así como "más allá") conseguía así cruzar el atlántico cursando un viaje que comenzaba en Palos de la Frontera y que haría escala sucesivamente en Las Palmas de Gran Canaria, Praia, Fernando de Noronha, Recife, Rio de Janeiro y finalmente, Buenos Aires, recorriendo así cerca de 10.300 km de distancia.

Rememoraba así la hazaña conseguida con anterioridad por los portugueses al lograr la primera travesía aérea del atlántico sur, partiendo en este caso desde la ciudad de Lisboa hasta Rio de Janeiro.

"El rey del aire tendió sus alas y fue radiando como el sol que al mundo baña, con la proeza de cuatro hispanos que son un timbre más de gloria para España. Salio el Plus Ultra con raudo vuelo mirando al cielo, rumbo a la ciudad del Plata. El orbe entero se ha estremecido. El entusiasmo en todas partes se desata" cantaba Gardel en honor a dicha gesta.

Escarapela o cucarda usada sobre las aeronaves españolas en las que además de la citada, portan una cruz de San Andrés en color negro sobre fondo blanco sobre la cola de la aeronave. 

sábado, 4 de abril de 2020

EL NOVIO DE LA MUERTE



EL NOVIO DE LA MUERTE


Adaptación de un cuplé cantado por Lola Montes (Mercedes Fernández González). Debido a sus referencias castrenses ha sido utilizada en numerosas ocasiones por la Legión española o Tercios de extranjeros. La canción realza la valentía y la heroicidad en el combate así como la ausencia de miedo ante la muerte. El comandante Millán-Astray quedó enamorado de la letra y pensó que encajaba perfectamente en el espíritu legionario. Nadie pensaba que el himno evolucionaría hasta convertirse en lo que es hoy en día. Puede considerarse como el himno del Jueves Santo malagueño.


Según un oficial de la Guardia Civil, en Beni Hassán en enero de 1920, cuando el Tercio de extranjeros acababa de ser creado y después de hacer frente a los kabileños, el cabo Baltasar Queija de la Vega murió a consecuencia de las heridas producidas en combate: puede ser considerado el primer legionario muerto como consecuencia de hecho armado. En uno de sus bolsillos portaba unos versos dedicados a su novia recientemente fallecida. Dicho legionario es considerado como el novio de la muerte.


Nadie en el Tercio sabía
quien era aquel legionario
tan audaz y temerario
que a la Legión se alistó.
Nadie sabía su historia,
más la Legión suponía
que un gran dolor le mordía
como un lobo, el corazón.

Más si alguno quien era le preguntaba
con dolor y rudeza le contestaba:
soy un hombre a quien la suerte
hirió con zarpa de fiera;
soy un novio de la muerte
que va a unirse en lazo fuerte
con tal leal compañera.

Cuando más rudo era el fuego
y la pelea más fiera
defendiendo su bandera
el legionario avanzó.

Y sin temer al empuje
del enemigo exaltado, 
supo morir como un bravo
y la enseña rescató.

Y al regar con su sangre la tierra ardiente
murmuró el legionario con voz doliente:
soy un hombre a quien la suerte
hirió con zarpa de fiera
soy un novio de la muerte
que va a unirse en lazo fuerte 
con tal leal compañera.

Cuando, al fin le recogieron,
entre su pecho encontraron 
una carta y un retrato
de una divina mujer. 
Y aquella carta decía:
"... si algún día Dios te llama
para mi un puesto reclama
que a buscarte pronto iré"

Y en el último beso que le enviaba
su postrer despedida le consagraba
por ir a tu lado a verte
mi más leal compañera,
me hice novio de la muerte,
la estreché con lazo fuerte
y su amor fue mi ¡Bandera!

Canción de Javier Álvarez




jueves, 2 de abril de 2020

"Aunque tú no lo sepas"

"AUNQUE TÚ NO LO SEPAS" 

Enrique Urquijo




 Aunque tú no lo sepas
me he inventado tu nombre,
me drogué con promesas
y he dormido en los coches.
Aunque tú no lo entiendas
nunca escribo el remite en el sobre
por no dejar mis huellas.

Aunque tú no lo sepas
me he acostado a tu espalda
y mi cama se queja
fría cuando te marchas.
He blindado mi puerta
y al llegar la mañana
no me di ni cuenta
de que ya nunca estabas.

Aunque tú no lo sepas
nos decíamos tanto,
con las manos tan llenas,
cada día más flacos.
Inventamos mareas,
tripulábamos barcos
y encendía con besos
el mar de tus labios