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jueves, 25 de junio de 2020

Aztecas (Méxicas)



Centrándonos en la parte del mito, podemos situar los orígenes de dicha civilización en la mitológica isla de Aztlán. Se cuenta que, en sus inicios, la civilización azteca era explotada por la propia aristocracia azteca. Esto puede llevarnos a hacernos la pregunta de: ¿Cómo es posible que los propios aztecas se explotasen a sí mismos? Pues bien, es necesario realizar cierta distinción de importancia. La denominación de aztecas, se debe más a un convencionalismo que a otra cosa, ya que bajo dicho nombre tendemos a hacer referencia a los méxicas, error conceptual muy extendido que nos lleva a apreciar la existencia de dos grupos sociales diferenciados. Pues bien, como consecuencia de dicha situación de abuso, supuestamente se propició la partida de los mismos desde la citada isla de Aztlan, donde originariamente se les situaba, hacia la ciudad de Tula. Se atribuye al dios Huitzilopochtli el hecho de dicho traslado ya que se cuenta que éste se manifestó en el interior de una cueva situada la cual estaba situada en el cerro de una montaña y  que bajo la promesa de encontrar la tierra prometida, provocó que estos, comenzaran su peregrinación.

La primera diferencia que encontramos entre realidad y mito es la efectiva existencia de la ciudad de Tula a diferencia de la mencionada isla de Aztlán.

Se cuenta que estos méxicas (o aztecas) se trasladron desde la zona sur de Estados Unidos hasta la actual ciudad de México. Algunas corrientes identifican a los indios Hopi como antecesores de los mismos. Como quiera que fuera, a su llegada a la ciudad de México, existen indicios que nos informan de la existencia de ciudades que existían con anterioridad a la llegada de dichos peregrinos, destacando por un lado, la ciudad de Teotihuacán (la cual,a su llegada, ya se encontraba en ruinas) así como la citada ciudad de Tula (toltecas). Se repite el fenómeno en dichas poblaciones de la manifestación de cierto dios que residía en cuevas laberínticas (al más puro estilo de Huitzilopochtli). A la llegada a la ciudad de Teotihuacán, identifican la misma con el lugar en el que nacen los dioses, destacando por encima de ellos, al dios Quetzalcóatl (representado por una serpiente emplumada), dios de la vida, la luz, la fertilidad y el conocimiento.



 El devenir histórico, vuelve a situarles bajo el yugo de la explotación, tal es el caso del dominio ejercido por el pueblo de Culhuacán. Vuelven a convertirse en vasallos, pero esta vez llegan a negociar y a conseguir su libertad como consecuencia del cumplimiento de la promesa de conseguir 800 esclavos que el gobernador de Culhuacán les solicita para conseguir la misma. Una vez cumplido esto, solicitan a dicho gobernador que les entregue a su hija, para así poder casarla con uno de sus jefes y unir así el futuro de sus pueblos. Esta historia no acaba bien, ya que terminan sacrificándola, viéndose nuevamente perseguidos, repitiéndose la obligación de tener que huir hacia otros territorios.

En esta nueva huída, localizan un islote en medio del valle de México. A su llegada, visualizan cómo un águila emplumada devora a una serpiente. Identifican dicho suceso como una señal que les revela que, dicho islote, efectivamente es la tierra prometida que Huitzilopochtli les había confesado. Fundan la ciudad de Tenochtitlán. Nuevamente vuelven a verse siendo explotados por parte de pueblos cercanos, siendo en este caso los tepanecas el pueblo que ejerce ese poder e influencia sobre ellos.


Durante dicho periodo es de suma importancia destacar la figura del rey Itzcóatl. El citado, consigue liberarles del dominio de los tepanecas, provocando una de las etapas de mayor fuerza e importancia de dicho pueblo, llegando incluso a conseguir conquistar el valle de México. Establecen grandes calzadas que permiten conectar la ciudad de Tenochtitlán con el resto del valle (recordemos que es un islote rodeado de agua), creando igualmente todo un conjunto revolucionario de huertos flotantes, los cuales les permitía abastecerse de alimentos. Dicho sistema de cultivo era conocido por chinampas.

Los méxicas eran un pueblo guerrero, con sus unidades águilas y jaguar. Destacaban los sacrificios como manera de recompensar a los dioses, convirtiéndose la guerra con ello en algo necesario, en un estilo de vida imprescindible. Pensaban que el dios Sol solo salía si se realizaban los sacrificios necesarios, provocándose así un fuerte vínculo entre guerra y religión. Hemos dicho que estos eran un pueblo guerrero, pero sería más correcto concretar que los mismos tendían más hacia el sarificio que hacia la muerte de sus enemigos, por los motivos que hemos expresado con anterioridad, de ahí que, las armas empleadas en la guerra (en las que presidía la obsidiana como material más empleado) eran menos dañinas que las de otros pueblos. 

A la llegada de los españoles, comienza el declive de dicha civilización, que si bien podía llegar a compararse en tamaño con alguno de los imperios europeos de la época, terminó sucumbiendo estrepitósamente a consecuencia de varios factores, a saber: algunos cuentan que creían que el propio Cortés era la reencarnación del dios Quetzalcóatl, con todo lo que esto conllevaba, generando así la sumisión ante dicho lider; otros indican que los méxicas no eran tan expertos como los españoles en el arte de la guerra y a consecuencia de ello, los españoles gozaban de superioridad (el imperio español venía de expulsar a los musulmanes de la península); finalmente otros centran la causa del declive en la trasmisión de enfermedades que provoco la llegada de los españoles como causa principal de la desaparición de la civilización méxica.

miércoles, 10 de junio de 2020

PENÉLOPE



Esposa de Ulises y madre de Telémaco,termina siendo protagonista en la Odisea. “La prudente”, “la fiel”; la que espera pacientemente durante veinte años el retorno al que un día partió camino a la Guerra de Troya y aún no ha regresado. Poco se sabe de su estado de soltería previo, pero según alguna de las versiones, Icario, su padre, estableció una competición para entregar la mano de su hija, siendo Odiseo el vencedor. Penélope se ruboriza ante esta situación, cubriéndose el rostro con un velo, pudiendo ser observado esto por el padre (que se resistía a entregar a su hija a Odiseo) decidiendo finalmente aceptar los hechos dejando partir a su hija.

Aunque es considerada modelo de fidelidad conyugal, sobre todo por su preponderancia en el papel de la Odisea de Homero, existen diversas versiones que dan lugar a interpretaciones ambiguas.

En el entramado de dicha obra, queda reflejado cómo conserva su integridad frente a los pretendientes que pretenden conseguir su favor en ausencia del marido. Ella teje un sudario con la promesa eterna de que, cuando termine de tejerlo, si su marido no ha regresado de la épica batalla, volverá a elegir con quien pasar el resto de sus días. Trata de postergar todo lo posible la toma de dicha decisión, tejiendo de día y deshaciendo por la noche lo obrado, todo hasta que es descubierta y se ve obligada a enfrentarse a su destino, momento en el que, Odiseo regresa a su hacienda, matando a todos los pretendientes.

La historia, como se ve, nos cuenta un final feliz. Odiseo regresa a su hacienda, quedando de manifiesto que, mientras que ella ha sido ejemplo de fidelidad y amor, él ha dejado seducirse por bellas féminas en su viaje, quedando esto reflejado de soslayo en la obra.

Con el nombre de Penélope, según el INE, tenemos en España 1403 mujeres rondando una edad media de 32,1 años. Según la misma fuente, apenas aparecen hombres en dicho registro.